Cristo se nos muestra primeramente en su relación con Dios: “Él es la imagen del Dios invisible.” En Él, el “Dios invisible” se vuelve visible; Cristo es la manifestación y revelación del Padre. Es cierto que el hombre –el primer Adán– fue hecho a imagen de Dios. Pero, desafortunadamente, de manera misteriosa, el pecado entró en el mundo y el reflejo de Dios en el hombre se nubló y distorsionó; el hombre dejó que el pecado se interpusiera entre él y Dios, y la luz de Dios ya no se reflejó
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